Por la boca nos alimentamos, respiramos, nos comunicamos, expresamos nuestros sentimientos, besamos y amamos, reímos y lloramos. Por eso nos gusta cuidarla, por eso amamos nuestra profesión.
Sabemos la indefensión que causa el hecho de sentarse en el sillón dental.
Como pacientes, al entregarnos a la persona que va a cuidar nuestra boca, perdemos el habla y el control, no podemos comunicarnos, nos sentimos indefensos, estirados y con la boca abierta y con un tubo aspirador colgando que nos impide cualquier movimiento….. sabemos de ese miedo ancestral, por eso somos muy cuidadosos atendiendo a la persona utilizando todos los medios necesarios para que se sienta cómoda y feliz, esto a su vez nos va a permitir poder trabajar tranquilos y también sentirnos cómodos y felices nosotros mismos.